El número de julio de LdeLengua está dedicado a la enseñanza del español para jóvenes y con este fin hemos entrevistado a Encina Alonso, profesora, formadora y autora de materiales específicos para este ámbito, com Aula Joven de la editorial Difusión.
Sin lugar a dudas, en los últimos años uno de los sectores que más crece dentro de la enseñanza del español es el de la educación secundaria, debido a la generalización de nuestra lengua dentro de la oferta educativa en segundas lenguas en muchos países. Es por eso que la demanda de profesores para estas edades es mayor que la de otros perfiles.
¡No te olvides de hacer la tarea que nos manda Encina!
Datos técnicos: este podcast está disponible en una versión estéreo de 128 kbps en formato mp3 con una duración de 40 minutos y un peso de 38 MB. Tienes todos los enlaces relacionados con el programa en esta dirección de Diigo.
Créditos de la imagen: Francisco Osorio.

A mi, como prof. de universidad (1x3h./semana), los deberes los tomo como una manera de que los alumnos revisen lo dado en clase y comprueben si lo han entendido bien. Y la correción como una práctica oral con textos ya vistos, como un calentamiento antes de comenzar, aunque, en efecto, a veces lleva demasiado tiempo.
Ha sido un placer escucharte. Creo que las reflexiones sobre los deberes son muy acertadas. Intentaré plantearme las preguntas cuando ponga deberes.
En primer lugar quisiera decir que la entrevista a Encina Alonso me ha parecido muy interesante y a su vez enriquecedora.
Actualmente esoy trabajando en un centro de secundaria en Londres dando clases de idiomas y, como menciona Encina, aunque trabajar con adolescentes puede ser una tarea exigente a la vez me resulta muy motivador. En particular, de la entrevista, me ha llamado la atención la diferencia entre el trato hacia alumnos adolescentes y adultos en la enseñanza. Considero que es muy importante ser paciente y en caso de que haya conflictos despersonalizarlos. También, la comunicación frecuente con los padres es esencial cuando se trabaja con jóvenes.
A continuación, me gustaría contestar a las preguntas que Encina nos plantea. Creo que los deberes no deberían ser algo mecánico y aburrido, sino una tarea para reforzar lo aprendido y retar a nuestros alumnos en su aprendizaje. Para ello, siempre mando tres tareas: la primera, todos los alumnos deberían ser capaces de realizarla sin dificultad; la segunda es un poco más compleja y requiere más esfuerzo y tiempo y la última es una actividad optativa de más dificultad para los que quieran “ir un paso más allá” a cambio de 2 o 3 puntos verdes.
La retroalimentación de dichas tareas se da en forma de comentario en sus cuadernos y siempre se les deja tiempo al final de la clase para que contesten.
Un saludo,
Rocío
Interesante entrevista a la profesora Encina Alonso. Ha sido un placer escucharla. Aunque con menos experiencia en mi caso, me he sentido muy identificado con lo que ha descrito en la entrevista. Por ejemplo, con el papel del profesor como educador, como psicólogo, como pedagogo cuando se trata de enseñar a adolescentes, en contraste a lo que supone enseñar a adultos. E igualmente, cuando afirma que podemos prever y podemos averiguar qué siente el estudiante adolescente: si se siente aburrido, emocionado, interesado por lo que está aprendiendo, etc., mientras que resulta en ocasiones más complicado cuando se trata de un grupo de adultos, que suelen ser más reservados y menos transparentes.
En cuanto a las clases, es de gran importancia motivar a los alumnos constantemente, y todavía más a los alumnos adolescentes. La clase debe contener un amplio abanico de actividades muy variadas, para mantener su atención constantemente y que su motivación no decaiga. Los alumnos adultos, aunque también necesitan por supuesto ser motivados por parte del profesor, son más de costumbres y hábitos, o de centrarse más en aquellos aspectos que más necesitan o que les resultan más prácticos. Y por supuesto, tal y como ha afirmado Encina Alonso, el rendimiento y resultados de los alumnos adolescentes suele ser un claro reflejo de lo que hacen en clase, y por lo tanto, de cómo su profesor los ha preparado y qué les ha enseñado.
En relación a las actividades, como hemos afirmado anteriormente, deben ser muy variadas. Pero lo más importante de todo, han de ser breves y concisas, para poder mantener su atención en todo momento, porque si no, puede suponer un fracaso para dicha actividad, por muy bien preparada que haya sido y lo adecuada e interesante que pueda ser. Como bien sabemos, no solo debemos trabajar las distintas destrezas (comprensión y expresión oral y escrita), sino también combinar actividades individuales, en parejas, en grupos, e introducir juegos y actividades lúdicas donde se practique lo que se ha aprendido.
Encina Alonso menciona la importancia de una disciplina a la hora de aprender idiomas. Como bien sabemos, el aprendizaje de una lengua es un proceso largo y complicado donde el alumno ha de ser quien maneje su propio proceso de aprendizaje. Disciplina no significa que los alumnos estén la totalidad de la clase sentados sin moverse, sino que sean responsables de lo que aprenden, que sean conscientes de qué aspectos les resultan más sencillos y cuáles más complicados, y en base a ello, encontrar soluciones (refuerzo en gramática, vocabulario, expresión oral, etc.)
El comportamiento es también un factor importante. Encina Alonso habla acerca de la despersonalización de los conflictos en clase, no sentir que el alumno está siendo atacado. A veces, el alumno se aburre en clase porque ya ha acabado la actividad, es demasiado fácil o difícil, nota que no progresa, se siente perdido, etc. Estas podrían ser algunas de las posibles razones que se proponen.
Y por último, me gustaría hablar acerca del tema de los deberes, que a veces causa conflictos no solo entre alumnos, sino también entre padres y alumnos. Desde mi punto de vista, los deberes (o tareas obligatorias que el alumno debe realizar para su autoevaluación y progreso en el aprendizaje de un idioma) son una parte esencial y muy importante en dicho proceso. Muchos profesores mandan los deberes (en muchos casos, procedentes del cuaderno de ejercicios) para practicar lo que se ha aprendido en clase. Pero a veces, estas actividades se deberían practicar en clase, porque en muchos casos, es en este tipo de ejercicios que sirven de práctica donde a los alumnos les surgen las dudas. Y si estas dudas les surgen en casa, ¿quién les ayudará? ¿Las hacen en casa o no las hacen porque no comprenden cómo hacerlas? Pero lo que está claro es que los deberes son esenciales, y los alumnos deberían tenerlos para poder practicar de manera individual en casa y reflexionar acerca de lo que han aprendido. Pero es extremadamente importante elegir con sumo cuidado las actividades que van para deberes y no dejar simplemente las actividades que no ha dado tiempo a hacer en clase. Es importante que los alumnos realicen como deberes actividades que no se pueden realizar en clase por distintas circunstancias (falta de materiales, falta de tiempo, reflexión individual…), como podría ser las actividades de investigación, de búsqueda de información, autoevaluación individual acerca de un punto gramatical o de vocabulario que se ha estudiado previamente…, para complementar el tipo de actividades que se trabaja en clase. La variedad en las actividades es algo importante, y sobre todo, que los alumnos vean que estas actividades tienen una aplicación práctica en este proceso de aprendizaje, que sientan que realmente les va a servir en un futuro.
Muy interesante podcast, he disfrutado mucho escuchándolo.
Un saludo.
José